Me ha parecido muy interesante esta lectura debido a que prácticamente nuestros debates y discusiones diarios se basan principalmente en este aspecto, siendo desde mi punto de vista vital la relaciones para el buen funcionamiento de un centro docente y para que tanto alumnado como docentes puedan sentirse bien viendo completando sus objetivos.
En primer lugar es interesante ver los diferentes estudios como el de Noam y Fiore (2004) donde podemos darnos cuenta de que las escuelas más exitosas académicamente son aquellas en las que el alumnado se siente completamente ligado y respetado por sus profesores. También en el estudio de Klem y Connel (2004) donde el apoyo del docente y la implicación es síntoma de buenos resultados y mayor bienestar.
Un aspecto que me ha llamado la atención en el estudio de Stuhlman, Hamre and Pianta (2002), es el apartado donde se definen los conceptos de estudiante y profesores en riesgo: Como alumnado en riesgo se engloban a aquellos alumnos y alumnas con algún tipo de discriminación o que sufren momentos de gran estrés, siendo esta situación muy común en nuestro entorno de trabajo. En cuanto al profesorado en riego se citan a docentes en su primer año o síndrome ¿burnout¿ (Quemado), dos situaciones que también aparecen en nuestro centro y que desde mi punto de vista fomenta la realidad diaria.
Como primer año de docente en un mismo centro, me veo muy reflejado en el apartado de profesores con pocos años de trabajo, por este motivo, me ha llamado la atención la catalogación de Huberman según los años de trabajo y como el docente puede evolucionar según la experiencia. Siendo los primero años (1 ¿ 3 años) una etapa de ensayo y error en la que personalmente me encuentro, donde el docente se vuelve más empático y permisivo con el alumnado, siendo por el contrario la última fase de serenidad o conservadurismo donde el docente tiene una gran experiencia pero puede sentir menos interés por el alumnado. Es interesante comprobar cómo tanto en una situación como en la otra aparecen aspectos positivos y negativos de cara a ser un buen docente.
Finalmente es interesante apreciar los modelos de competencia a seguir para establecer esa buena relación de enseñanza y aprendizaje entre profesorado y alumnado. Para eso podemos motivarlos demostrando más interés por ellos, dirigiéndonos a ellos por sus nombres, sonreír, recordando cosas que el alumnado nos ha dicho, dar ánimo e interés en lo que se hace, creando un entorno donde estén establecidas las normas de forma clara asociados a comportamientos socialmente apropiados, mantener relaciones constructivas mediante la aplicación del humor en clase, hablar de cosas positivas, ver la perspectiva del alumno o alumna etc.
En definitiva es relevante fomentar la relación del docente y del alumnado para conseguir buenos resultados académicos y de bienestar como demuestran los diferentes estudios mencionados, para este objetivo el docente puede valerse de una gran repertorio de recursos para generar y mantener la buena sintonía en sus clases y favorecer ese proceso de enseñanza y aprendizaje.