Formo parte de la plantilla del centro durante el curso escolar 2018-2019, y cuando surgió la posibilidad de entrar en el grupo de mediación no me lo pensé. Me parece que la mediación es algo que quizás, como profesores, hagamos sin darnos cuenta, pero me pareció interesante formar parte de un proyecto que lleva implantándose durante años en el centro.
Una de las cosas que más rápidamente percibí al entrar en este centro es que la cultura mediadora está plenamente asentada en la vida del centro. Se respira la cultura mediadora a muchos niveles, principalmente en el entorno de los alumnos.
Soy tutor de secundaria y, desde el principio, supe que la mediación debía formar parte del día a día. Desde las tutorías se ha insistido en la posibilidad de que los conflictos pueden solucionarse desde la perspectiva de la mediación, sin necesidad de acudir a Jefatura de Estudio. En algunos casos ha funcionado, y en algunos otros, por desgracia no. Pero no importa, la mediación está ahí a disposición del alumnado y lo mejor de todo es que se ve como una herramienta más con la que se puede contar en el centro.
He disfrutado mucho con el espíritu mediador reinante en este centro