IES AL-ANDALUS. FEBRERO CURSO 2018/2019.
EXPRESIÓN ORAL.
Si tradicionalmente la enseñanza y aprendizaje de la lengua escrita primaban sobre la lengua oral, los actuales planteamientos educativos abordan el tratamiento de las destrezas orales tanto receptivas como productivas y señalan como elemento propio de ellas la interacción. Así, el bloque de contenidos de comunicación oral (escuchar y hablar) se encuentra en los reales decretos que establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a las etapas de enseñanza obligatoria.
A pesar de ello, las prácticas educativas referidas a la enseñanza intencionada y sistemática de la lengua oral suelen ser escasas y a menudo espontáneas. La creencia de que la lengua oral se desarrolla de manera natural y no requiere un trabajo propiamente escolar se mantienen entre muchos docentes, aunque no son pocos los que opinan que la mayoría de los alumnos ¿no saben hablar¿ en registros diferentes al informal o coloquial.
La sociedad actual demanda un nivel de competencia oral tan alto como el de la competencia escrita en los distintos ámbitos en los que se desenvuelve el individuo: académico, social y profesional. Por tanto, es necesario ampliar el abanico expresivo del alumnado en las distintas situaciones de la comunicación oral. En este sentido, debemos especialmente considerar que el aprendizaje de la lengua oral formal se realiza casi exclusivamente en el contexto escolar.
Parece entonces evidente la necesidad de incluir en las programaciones didácticas y en las actividades del centro educativo propuestas que mejoren la eficacia comunicativa del alumnado en sus manifestaciones orales, teniendo en cuenta, al menos, tres aspectos:
- Posibilitar contextos reales y variados de uso de la lengua oral, con distintos propósitos y de manera planificada y sistemática, evitando la espontaneidad que lleve a los alumnos a decir ¿hoy en clase no hemos hecho nada. hoy sólo hemos hablado¿.
- Contemplar los procedimientos implicados en la composición de textos orales: los mecanismos de adecuación a la situación, al contexto y al propósito comunicativo, la corrección, los elementos que rigen la coherencia y la cohesión, la regulación de la interacción y el uso adecuado de los elementos extralingüísticos, como la entonación, la gesticulación o el ritmo.
- Mostrar que las interacciones discursivas que se producen en el aula no sólo contribuyen a la construcción del pensamiento y el conocimiento, sino que también son modelos de las estructuras que regulan las relaciones sociales, favorecen la convivencia y el respeto a las normas que rigen la interacción oral, entre las que se incluyen el turno de palabra, el tono de voz y los gestos adecuados, el respeto a otras opiniones y el uso de un lenguaje no discriminatorio.
Con este fin hemos elaborado un registro de expresión oral con una serie de indicadores que el profesor deberá medir para determinar el grado de adquisición de esta competencia por parte del alumno. No podemos olvidar que la destreza oral se convierte en elemento determinante en el desarrollo de aprendizaje de segundo y terceros idiomas, especialmente ahora con el biligüismo.