Sin duda alguna, tempus fugit. Y aquí estamos ya, como quien no quiere la cosa, en nuestro tercer y último curso de implementación del Proyecto Lingüístico de Centro del IES Itálica.
Nos toca incorporar de manera sistemática las tareas lingüístico-comunicativas a nuestras respectivas programaciones y establecer instrumentos de evaluación. Nuestro PLC pasará a ser un integrante del Proyecto Lingüístico de Centro, ajustado a sus necesidades educativas; deberá ser aprobado por el Claustro y, por supuesto, será informado al Consejo Escolar. Se convertirá en prescriptivo, pero, sobre todo, tendría que adquirir el significado de un instrumento amigo que ayude a facilitar al máximo las posibilidades de acceso a todo el currículo por parte de nuestro alumnado. La práctica continuada de la oralidad, la comprensión, la reflexión y la escritura, expandidas como ondas sísmicas desde el hipocentro del PLC, debe mejorar la competencia lingüística de nuestro alumnado y, por ende, el resto de las competencias.
Me encanta que en el "grupo motor" participe un compañero del departamento de Matemáticas porque ello significa que, poco a poco, vamos consiguiendo que la conciencia de la importancia que la competencia lingüística tiene en el proceso de aprendizaje no resida exclusivamente en el profesorado de Lengua. Hemos de reconocer que el dominio del léxico en cualquier asignatura y la capacidad de comprensión y expresión orales y escritas son herramientas imprescindibles para alcanzar el éxito académico.
Todos los profesores somos "micromotores" que tenemos que bombear el potencial que el PLC ofrece a nuestros alumnos. Estamos y seguiremos en la brecha.