Creemos que la formación en la metodología ABN ha mejorado la forma de enseñar las matemáticas, ya que lo que se enseñan no son contenidos, sino estrategias, es un entrenamiento en la búsqueda de soluciones, es dar lo medios oportunos para crear el propio aprendizaje y respuesta a las demandas del alumnado con altas capacidades. Por otro lado, hemos comprobado como es un aprendizaje transferido a la vida cotidiana, que se encuentra inmersa en la matemática. Asimismo, el cálculo mental ha mejorado notablemente, al igual que la agilidad mental en la solución de problemas, ya sean matemáticos o de la vida diaria (por ejemplo, en un problema en que hay 77 macetas a repartir en 7 maceteros, usan distintas operaciones, unos dividen 77/7 y otros multiplican 11x7; plantean diferentes formas de enfrentarse a los mismos problemas). Aunque están claras las bondades de esta metodología, se han encontrado dificultades notables en su aplicación en los grupos numerosos, ya que es muy positivo para el alumnado que académicamente va bien, pero para quienes su proceso de aprendizaje es más lento, requieren más esfuerzo, mucha más manipulación y simplificar la actividades. A pesar de que la agilidad mental favorece otros aspectos de la vida cotidiana, no hemos encontrado mejoras en la atención, en el respeto de los turnos, etc. |