Grupos de trabajo

Imagen de fondo del tipo de comunidad

Se pretende iniciar a la Comunidad Educativa en el conocimiento del teatro grecolatino con vistas a valorar la influencia y trascendencia del mismo en la literatura y civilización occidentales. Objetivo fundamental de este grupo es el de fomentar la convivencia en el Centro y estrechar lazos entre los miembros de la Comunidad Educativa.

Blog Blog

EL CORO YA ESTÁ AFINANDO

ENSAYANDO EL CORO

Lina y Carlos, ya están mano a la obra. Los ensayos del coro  están siendo bastante fructífero, además de muy divertido. Las fotos de uno de los ensayos, por si alguien al verlo se termina de decidir a apuntarse con nosotros.  

 

 

 

 

 

 

 

 

ADAPTACIÓN DE LA OBRA

ADAPTACIÓN DEL TEXTO

 

EN VISTA DE LA DIFICULTAD QUE TIENE LA OBRA, MARI SIERRA Y MACU, HAN OPTADO POR  ADPTAR EL TEXTO:


LA ASAMBLEA DE LAS MUJERES
Aristofanes

 

 

Personajes:

PRAXAGORA. UN HERALDO. VARIAS MUJERES.

TRES VIEJAS.

CORO DE MUJERES. UNA JOVEN. BLEPIRO, marido de Praxagora. UN JOVEN. UN   HOMBRE. LA CRIADA DE PRAXAGORA. CREMES.

             

La escena representa una plaza, en Atenas, donde estan la casa de Praxagoras y otras dos casas. Praxagoras sale de la suya disfrazada de hombre con una lámpara en la mano.

 

PRAXAGORA. (Intro grabada). Pero ninguna de las que deben acudir se presenta; ya empieza a clarear el día y de un momento a 'otro dará principio la Asamblea. Es necesario apoderarnos de nuestros puestos y vez sentadas, mantenernos ocultas. Qué les ocurrirá? Quizá no habran podido ponerse los barbas postizas? Les será difícil apoderarse de los trajes de sus maridos?-jAh! Allí veo una luz que se aproxima..

MUJER PRIMERA.-Ya es hora de ponerse en marcha; cuando salíamos de casa, el gallo ha cantado por segunda vez.

PRAXAGORA.-Y yo me he pasado toda la noche en vela esperandoos. Pero ... un momento; voy a llamar a esta vecina sin que su marido se entere.

MUJER SEGUNDA.-Ya he oido, al ponerme los zapatos, el ruido de tus dedos, pues no estaba dormida; mi marido, querida, me ha estado atacando toda la noche bajo las sábanas; hasta ahora no he podido cogerle esta manto que ves.

MUJER PRIMERA.-jAh! Ahi veo a unas cuantas de las nuestras.

 (Llegan el resto de mujeres)

PRAXAGORA.-Bien, sentaos; y puesto que ya estemos reunidas, decidme si habéis cumplido todo lo que acordamos .

MUJER SEGUNDA.-Yo si, Lo primero que hice, como convenido, fue ponerme los sobacos más peludos que un matorral. Después, cuando mi marido se iba al Ágora, me untaba con aceite de pies a cabeza y me tostaba al sol durante todo al dia.

MUJER TERCERA.-Yo también he suprimido al uso de la navaja, para estar completamente velluda .

PRAXAGORA.-¿Traéis las barbas con que dijimos que nos presentaríamos en la Asamblea?

MUJER CUARTA.-¡Sí, por Hecate! Yo traigo esta, que es muy hermosa.

MUJER QUINTA.-Y yo, otra más bella que la de Javiérides Bermudes.

PRAXAGORA.-Y vosotras,¿qué decís?

MUJER CUARTA.-Dicen que si, con la cabeza.

PRAXAGORA.-También veo que os habéis provisto de lo demás, pues traéis calzado lacedemonio, bastones y ropas de hombre, como dijimos.

MUJER QUINTA.- Y yo me he traído esta lana para hacer punto durante la Asamblea. PRAXAGORA.-¿Durante la Asamblea? ¿Pero qué dice?

MUJER SEXTA.-Sí, por Artemis, si. ¿Dejaré de ir por hacer punto? Tengo a mis hijitos desnudos.

PRAXAGORA.-¿Pero estáis oyendo esto? ^Ponerse a hacer punto cuando es preciso no dejar ver a los asistentes ninguna parte de nuestro cuerpo . Por tanto, yo os conjuro por el dia que va nacer, a que acometamos esta audaz y grande empresa para ver si logramos tomar en nuestras manos el gobierno de la ciudad; porque lo que es ahora ni a remo ni a vela se mueve la nave del Estado.

MUJER QUINTA.-¿Y como una Asamblea de mujeres con sentimientos femeninos podrá arengar a la masa?

PRAXAGORA.-Por eso mismo nos hemos reunido aqui, para preparar nuestros discursos. Vamos, poneos pronto las barbas, tú y todas las que se han ejercitado en el arte de hablar.

MUJER SEXTA: Pero, querida, ¿qué mujer necesita ejercitarse para eso?

PRAXAGORA.-Ea, ponte la barba y conviértete cuanto antes en hombre.¿Quién quiere usar de la palabra?

MUJER TERCERA.-Yo.

PRAXAGORA.-Pues ponte la corona, y buena suerte.

MUJER TERCERA.-Ya esta.

PRAXAGORA-Puedes hablar.

MUJER TERCERA.-¿Y he de hablar antes de beber?

PRAXAGORA-Que es eso de beber?

MUJER TERCERA. Pues si no, querida, ¿para que necesito la corona?

PRAXAGORA.-Vete de aqui; alli nos hubieras hecho lo mismo.

MUJER TERCERA.-¿Y qué? ¿No beben también ellos, aunque sea en la Asamblea?

PRAXAGORA: Vete y sientate; no sirves para nada.

MUJER PRIMERA.-Dame la corona; voy a arengar ahora yo...En cuanto a mi, ¡oh mujeres aqui reunidas...!

PRAXAGORA.-jDesdichada! ¿Te equivocas diciendo «mujeres» en vez de hombres?-Vete tu también y siéntate allá lejos. Yo misma hablaré por vosotras y me ceñiré la corona, pidiendo antes a los dioses que concedan un éxito feliz a nuestra empresa. (Iniciando su discurso.) La felicidad de este país me interesa tanto como a vosotros, y me conduelen y lastiman los desórdenes de nuestra ciudad. La veo, en efecto, siempre gobernada por detestables jefes, y considero que si uno llega a ser bueno un solo dia, luego es malo otros diez. 

MUJER PRIMERA.-jMuy bien dicho, por Afrodita!

PRAXAGORA.-¡Infeliz, has nombrado a Afrodita! Nos dejarás lucidas si te sales con

esas  en la Asamblea.

MUJER PRIMERA.-Allí no lo hubiera dicho.

PRAXAGORA.-Bueno sera que no te acostumbres. (Siguiendo su discurso):  .-Yo os demostraré  pues que las mujeres son infinitamente más sensatas que nosotros. En primer lugar, todas, según la antigua costumbre, jamás se las ve intentar temerarias novedades. Si la ciudad de Atenas imitase esta conducta y se dejase de innovaciones peligrosas, ¿no tendría asegurada su salvación?

 Conque, ¡oh ciudadanos!, dejémoslas en plena libertad de acción : seguid mis consejos y seréis felices toda la vida.

MUJER PRIMERA.-jDivina, admirable, dulcísima Praxagora! ¿Dónde has aprendido a hablar tan bien, amiga mia?

PRAXAGORA.-Durante un tiempo vivi con mi esposo en el Pnix y, a fuerza de oir a los oradores, acabe por instruirme.Vamos, levantaos las túnicas y poneos pronto los zapatos lacedemonios, como habéis visto que lo hacen nuestros maridos cuando salen para dirigirse a la Asamblea. En cuanto os hayáis calzado perfectamente, sujetaos las barbas; después de atadas estas con todo esmero, envolveos en los mantos sustraidos a vuestros esposos, y marchad, apoyandoos en los bastones y entonando alguna vieja cancion, a imitación de los campesinos.

MUJER SEGUNDA.-Bien dicho; pero cojamosles la delantera, pues creo que otras mujeres vendrán al Pnix, directamente desde el campo.

PRAXAGORA.-Apresuraos; ya sabéis que los que no están en el Pnix desde el amanecer, se van sin recibir nada.

(Salen)

 

 (Entra Blépiro vestido de mujer)

BLEPIRO.-(En la puerta de su casa, calzado con persicas y vestido con las ropas de su mujer.) ¿Qué es esto? ¿Adónde se ha marchado mi mujer? Está amaneciendo y no aparece por ninguna parte. Largo rato hace que, atormentado por una perentoria necesidad, ando a oscuras buscando mi manto y mis zapatos sin lograr encontrarlos; y como lo que aquí me aprieta (señalando el vientre) . llama impaciente a la puerta, me he visto obligado a coger este chal de mi mujer y a calzarme los borceguíes persicos. ¿Dónde encontrare un lugar libre donde poder aliviar el cuerpo? jEh!, de noche todos los sitios son buenos, y nadie me verá. jPobre de mi! jQue desgracia, haberme casado viejo! jMerezco que me muelan a golpes! De seguro que mi mujer no habrá salido para nada bueno. Pero sea lo que sea, desahoguémonos.

Un HOMBRE.-¿Quién va? ¿No eres mi vecino Blepiro?

Sí, por Zeus, es el mismo. Buf, ¡qué peste!¿Es que se te han cagado encima?

BLEPIRO.-No; he salido de casa con el vestido azafranado que suele ponerse mi mujer.  HOMBRE.-^Pues, ¿ dónde está tu manto?

BLEPIRO.-No lo sé; lo he estado buscando mucho tiempo sobre la cama y no he podido encontrarlo.

EL HOMBRE.-¿Y por qué no le has dicho a tu mujer que lo buscase?

BLEPIRO.-Porque no está en casa. Se ha escurrido yo no sé cómo y temo  me esté

jugando alguna mala partida.

EL HOMBRE.-jPor Poseidón!, entonces te ocurre lo mismo que a mí. También mi mujer ha desaparecido, llevándoseme el manto que suelo ponerme; y no es eso lo peor, sino que también me ha cogido los zapatos, pues no he podido encontrarlos en ninguna parte. BLEPIRO.-Ni yo mi calzado lacedemonio, por Dionysos; y como apremiaba la necesidad, me he puesto a toda prisa sus coturnos, no fuera a ensuciar la colcha, que está recién lavada.

EL HOMBRE.-¿Qué puede haber sucedido? ¿Le habrá convidado a comer alguna de sus amigas?

BLEPIRO.-Eso creo yo, porque ella no es perversa, que yo sepa.

EL HOMBRE.-Pero ¿No estarás hacienda piardas? Ya es hora de ir a la Asamblea; aunque lo peor es que he de encontrar un manto, pues no tengo más que el que he perdido.

BLEPIRO.-Y yo también, en cuanto acabe. Una maldita pera silvestre me obstruye la salida.

EL HOMBRE.- Pues venga, que el que es¿pera, deses¿pera.

BLÉPIRO.-Por Dionysos, que no hay quien la arranque¿Qué haré? Porque no es solo el mal presente lo que me aflige, sino el pensar por donde habrá de salir lo que coma.

CREMES.-(Que viene de la Asamblea.) jEh, tu, ^que haces? Tus necesidades, por lo que veo...

BLEPIRO.-Ya no; termine, por Zeus y me levanto.

CREMES.-¿Cómo te has puesto el vestido de tu mujer?

BLEPIRO.-Lo cogí sin darme cuenta, en la oscuridad. Y tú ¿de dónde vienes?

 CREMES.-De la Asamblea.

BLEPIRO.-Pues ¿qué se ha concluido?

CREMES.-Ya lo creo, casi al amanecer.

 BLEPIRO.-¿Cómo ha sido eso?

CREMES.-Ha habido en el Pnix una concurrencia de hombres como no hay memoria. Al verles, les tomamos a todos por zapateros,  pues solo se veían rostros blancos en aquella muchedumbre que llenaba la Asamblea.

BLEPIRO.-Pero ¿por qué acudió esa multitud tan temprano?

CREMES.-Después de las intervenciones de varios hombres que bien conoces, ha subido a la tribuna un hermoso joven, muy blanco, y ha empezado por decir que convenía entregar a las mujeres el gobierno de la ciudad. Entonces la muchedumbre de zapateros  empezó a alborotarse y a gritar que tenía razón; pero la gente del campo se opuso vivamente.

BLEPIRO.-Y le sobran motivos, jpor Zeus!

CREMES.-Pero eran los menos. En tanto el orador continuaba vociferando a más y

mejor, haciendo mil elogios de las mujeres y diciendo pestes de ti.

BLEPIRO.-Pues ¿qué dijo?

CREMES.-Ante todo que eres un bribón y un ladrón.

BLEPIRO.-¿Yo solo?

CREMES.-Tú y también, por Zeus, todos esos. (Designa a los espectadores.)

BLEPIRO.-¿Y quién dice lo contrario?

CREMES.-«Las mujeres, proseguía, están llenas de discreción y dotadas de especial aptitud para atesorar; las mujeres no divulgan jamás los secretos de las Tesmoforias; al paso que tu y yo revelamos siempre lo que tratamos en nuestras deliberaciones». BLEPIRO.-Y no mentía, jpor Hermes!

CREMES.-«Las mujeres, continuaba, no se engañan nunca entre ellas, lo cual no hacemos la mayor parte de los hombres.»

BLEPIRO.-jPor Poseidón! es cierto, aunque haya habido testigos.

CREMES.-«Las mujeres jamás delatan ni persiguen a nadie en justicia, ni conspiran contra el gobierno democrático.» En fin que concluyó concediéndoles todas las buenas prendas imaginables.

BLEPIRO.-¿Y qué se resolvió por último?

CREMES.-Encomendarles la dirección del Estado.

BLEPIRO.-¿Eso se decretó?

CREMEs.-Sí, por cierto.

BLEPIRO.-¿De modo que quedan a cargo de las mujeres todas las cosas que estaban antes a nuestro cargo?

CREMES.-Eso es.

BLEPIRO.-¿Y en vez de ir yo, será mi mujer la que vaya al tribunal?

CREMES.-Y tu mujer, y no tú, será la que en adelante alimente a los hijo y  tú te quedarás en casa con entera comodidad.

BLEPIRO.-Solo una cosa es de temer para las personas de nuestra edad, y es que en

cuanto se apoderen de las riendas del gobierno, no nos obliguen por la violencia...

CREMES.¿A quÉ?

BLEPIRO.-A... fornicarlas.

CREMES.-¿Y si no podemos?

BLEPIRO.-No nos darán de comer.

CREMES.-Pues bien, arréglatelas de modo que puedas... cumplir y comer. BLEPIRO.-Siempre es odioso lo que se hace por fuerza.

CREMES.-Pero cuando el bien del Estado lo exige, debemos resignarnos; hay un proverbio antiguo que dice: «Todas las decisiones descabelladas e insensatas que tomamos son las que suelen dar mejores resultados para nosotros». ¡Ojalaásea ahora así, oh Augusta Palas y demás diosas! Pero yo me voy. Pásalo bien.

BLEPIRO.-Igualmente, Cremes.

(Vanse.)

 

 

 

(Primer estásimo del coro de ¿Las Asambleístas¿, parodia de ¿La Gozadera¿)

 

MUJERES: ¡¡La Acrópolis lo confirmó!!

HOMBRES: ¡¡Gente de Atenas!!

MUJ: ¡El Consejo me lo regaló!

HOM: Ay,¿qué decís?

MUJ: Esa será la solución

            Las mujeres al control.

 

TODOS:  Y nos vamos pa¿ la Asamblea

                 La Acrópolis lo confirmó

                 Y haremos propuestas nuevas

                 El Consejo me lo regaló

                 Y vamos a cambiar Atenas

                 El patriarcado ya se acabó

                 También Esparta, Corinto y Tebas

                 Porque la polis somos tú y yo.

 

HOM:  La cosa está bien dura

            La cosa está muy chunga

            Las mujeres traman algo

            Y van a hacer de las suyas

            Quieren gobernar Atenas

            Por las malas o las buenas

            Y pretenden engañarnos

            Con cantos de Sirenas.

 

MUJ:    Por fin alzamos el vuelo

            Por fin tomamos partido

            Que ya estamos liberadas

            Por fin de nuestros maridos.

 

TODOS: Y nos vamos pa¿la Asamblea¿(bis).

 

HOM:  Primero las viejas

            Luego las mozuelas

            Van a ligar todas

            Aquí en Atenas.

 

MUJ:   Todo será de todos

            Ya no habrá pobreza

            Si eres ateniense

            Saca tu bandera.

 

TODOS: Y nos vamos pa¿ la Asamblea¿ (bis).

 

(se van todos y únicamente queda en escena Praxágora)

 

PRAXÁGORA.-jOh, mujeres!, todos nuestros proyectos se han visto coronados por el éxito más favorable. Antes de que ningún hombre os vea, arrojad los mantos, quitaos ese calzado, desatad y dejad los bastones. (mientras dice esto se va despojando de sus vestimentas de varón)

 Voy a entrar con precaución en casa antes de que me vea mi marido, y a poner el manto y demás prendas en el sitio de donde las cogí.

 (Entra en su casa.)

BLEPIRO.-(Saliendo.) ¡Eh, Praxágora¿De dónde vienes?

PRAXÁGORA.¿Te importa mucho, querido?

BLEPIRO.-Que si me importa? jVaya una pregunta!

PRAXAGORA.-Supongo que no dirás que vengo de casa de un amante.

BLEPIRO.-No de uno solo, quizá.

PRAXÁGORA.-Pues puedes averiguarlo, si lo deseas.

BLEPIRO.-¿Cómo?

PRAXÁGORA.-Comprueba si mi cabeza huele a perfumes.

BLEPIRO.-¿Es que los perfumes son indispensables para hacer el amor? PRAXÁGORA.-Para mí, sí.

BLEPIRO.-¿Adónde has ido tan temprano y tan callandito, llevándote mi manto? PRAXÁGORA.-Me ha enviado a llamar una compañera y amiga con dolores de parto.¿

BLEPIRO.¿Y no podías habérmelo dicho antes de marcha? Aquí hay gato encerrado.

PRAXÁGORA.-jNo, por las dos diosas! Fui como estaba, porque me decía que acudiera a toda prisa.

BLEPIRO.-¿Y por qué no llevaste tus vestidos?

PRAXÁGORA.-Hacía frío, y como soy débil y delicada, cogí tu manto por llevar más abrigo; además, marido mío, te deje bien calientito bajo las colchas.

BLEPIRO.-¿Y para qué te llevaste mis zapatos y mi baston?

 PRAXÁGORA. Cambie mis zapatos por los tuyos, y me fui, como si fueras tú mismo, pisando fuerte y golpeando las piedras con el bastón.

BLEPIRO.-¿Sabes que te has perdido un sextario de trigo, que me hubieran dado en la Asamblea?

PRAXAGORA.-No te apures: ha tenido un niño.

BLEPIRO.-¿Quien? ^La Asamblea?

PRAXAGORA.-No, por Zeus, la mujer que me ha llamado. Pero,¿de veras que se ha celebrado la Asamblea?

BLEPIRO.-Sí, por Zeus;¿Y no sabes lo que se ha decidido en ella?

PRAXAGORA.-No.

BLEPIRO.-Pues hija, en adelante ya puedes quedarte ahí sentada mascando calamares;

dicen que os han confiado el poder a las mujeres.

PRAXAGORA.-jPor Afrodita, y que dichosa va a ser la Ciudad de ahora en adelante!

BLEPIRO.-¿Por que?

PRAXAGORA.-Por mil razones. No se permitirá a los desvergonzados que la deshonren.A nadie le estará ya permitido robar, ni envidiar a los vecinos, ni ir desnudo, ni ser pobre, ni injuriar, ni tomar prendas a los deudores.

CREMES.-Si, por Poseidón; grandes cosas, en verdad, con tal de que sean ciertas. PRAXAGORA.-Yo os digo que las realizaré. (Al público.) Vosotros seréis testigos ; y él (designando a su marido) no tendrá nada que objetar.

Pero mucho me temo que los espectadores no quieran aceptar mis novedades y se aferren a las antiguas y habituales prácticas; esto es lo que me inquieta.

(Dirigiéndose a los espectadores) Quiero que todos los bienes sean comunes, y que todos tengan igual parte en ellos y vivan de los mismos; que no sea este rico y aquel pobre; que no cultive uno un inmenso campo y otro no tenga donde sepultar su cadáver; establezco una vida común e igual para todos.¿

BLEPIRO.-¿Cómo podrá ser común a todos?

PRAXAGORA.-(Con un movimiento de impaciencia.) Iba a decir que haré primero comunes los campos, el dinero y las demás propiedades. Y con todo este acervo de bienes, os alimentaremos, administrándolos económica y cuidadosamente.

BLEPIRO.-¿Los que disfrutan de todas esas cosas no son, hoy, los que más roban? PRAXAGORA.-Hasta ahora, sí, amigo mío; pero cuando todo sea común, ¿qué provecho podrá haber en no traer su parte?

BLEPIRO.-¿Si alguno ve a una linda muchacha y desea gozar de sus encantos, con los bienes reservados podrá hacerla un obsequio, y de este modo obtener su amor, sin dejar de percibir su parte de los bienes comunes?

PRAXAGORA.-Es que lo podrá obtener gratis. Pues yo haré que las mujeres sean también comunes, de suerte que puedan acostarse con los hombres y hacer hijos con cualquiera.

BLEPIRO.-¿Pero cómo podrá ser así si todos se dirigirán a la más bonita y tratarán de poseerla?

PRAXAGORA.-Las más feas e imperfectas estarán junto a las más lindas, y todo el que

solicite a una de estas deberá antes consumir un turno con las primeras.

BLEPIRO.-¿Pero no ves que, conforme a tu sistema, los ya chuchurríos flojearemos

cuando lleguemos a las hermosas?

PRAXAGORA.-Tranquilizate, no les importará gran cosa.

BLEPIRO.-¿El qué?

PRAXAGORA.-Acostarse o no acostarse con viejos como tú.

BLEPIRO.-Pero ¿y los hombres? ¿Qué haremos? Porque es de suponer que las mujeres rechazarán a los feos y se entregarán a los hermosos.

PRAXAGORA. Tampoco se permitirá que las mujeres cohabiten con los buenos mozos sin haber cedido antes a las instancias de los deformes y chiquitejos. Esta decisión es eminentemente democrática.

BLEPIRO.-Pero si vivimos de esa manera, ¿cómo podrá cada cual reconocer a sus propios hijos?

PRAXAGORA.-¿Y para qué? Los jóvenes considerarán como padres a todas las personas de más edad.

BLEPIRO.-Pero entonces, ¿no estrangularán sin ningún empacho a todo viejo, cuando ahora lo hacen, sabiendo a ciencia cierta que son sus padres?

PRAXAGORA.-Nadie lo permitirá, de ahora en adelante. Antes, a nadie le importaba que apaleasen a los padres ajenos; pero ahora todo el mundo, en cuanto oiga que ha sido maltratado un anciano, le defenderá en la duda de si será su propio padre.

BLEPIRO.-En eso no andas descaminada. Pero te aseguro que pasaria un mal rato si¿

algún que otro personaje  se me acercase llamándome papa.

BLEPIRO.-Una pregunta más: Si los magistrados condenan a uno a una multa, ¿de donde tomara el dinero para pagarla? No es justo que sea del tesoro común.

PRAXAGORA.-Ni siquiera habrá ya más procesos, ¿para qué había de haberlos?

BLEPIRO.--jPara mil cosas, por Apolo! En primer lugar, para el caso de negarse una

deuda.

PRAXAGORA.-Siendo todos los bienes comunes, ¿de dónde habría de sacar dinero el prestamista? Sería un ladrón manifiesto.

BLEPIRO.-¿ Es que tampoco habrá más ladrones?

PRAXAGORA.-¿Quién ha de robar lo que en parte ya posee?¿

BLEPIRO. Y los hombres ¿ya no jugarán a los dados?

PRAXAGORA.-No; ¿qué podían jugarse?

BLEPIRO.-¿Qué género de vida vas a organizar?

PRAXAGORA.-El mismo para todos. Pretendo hacer de nuestra ciudad una sola habitación, derribando todas las separaciones, de tal modo que todos sean libres de circular por todas partes.

BLEPIRO.-¿Dónde se darán las comidas?

PRAXAGORA.-Todos los porticos y tribunales se convertiran en comedores.

BLEPIRO.-jBuena idea, por Apolo!

PRAXAGORA.-Ahora tengo que ir al Agora a recibir los bienes que vayan depositándose, y a escoger por heraldo una mujer de buena voz. Es un deber ineludible que me impone mi rango de jefe y la necesidad de proveer a la mesa común, si he de daros hoy, como pienso, el primer banquete.

BLEPIRO.-¿Desde hoy ya?

PRAXAGORA.-Si, os digo. Luego quiero que las cortesanas cesen todo tráfico, todas sin excepcion.

BLEPIRO.-¿Por qué?

PRAXAGORA.-Esta claro, para que no se nos lleven la flor de la juventud. No es justo que unas esclavas bien adornadas les roben sus placeres a las mujeres libres. Ya no podrán acostarse más que con los esclavos, y solo para ellos emplearán sus artilugios.

BLEPIRO.-Vamos; yo te acompañaré, para que me vean los transeúntes y digan: «Mirad, el marido de nuestra generala.»

(Vanse Blepiro y Praxagora.)

 

 

 

CREMES.-Voy a preparar mis enseres para llevarlos al Agora, y hacer inventario de toda mi hacienda. (se va ¿despidiendo¿ uno a uno de cada objeto)

UN HOMBRE.-¿Entregar mis bienes? Qué insensatez! jQué locura! Jamás lo haré, por Poseidón. Veamos antes lo que pasa, y después meditemos mucho sobre la tal medida. ¿Cómo he de sacrificar sin más ni más el fruto de mis sudores y economías antes de saber   a fondo todo lo que hay? -jEh, tu! (dirigiéndose a Cremes.) ¿Qué significan esos muebles? ¿Con qué objeto los has sacado? ¿Vas a mudarte de casa, o los llevas a empeñar?

CREMES.-No.

EL HOMBRE.-¿Pues para qué has puesto en fila todo tu ajuar? ¿Envias una procesión al pregonero?

CREMES.-No, por Zeus; voy a depositarlo en el Ágora, conforme a la última ley.

EL HOMBRE.-¿A depositarlo?

CREMES.-Sí.

EL HOMBRE.-jPor Zeus salvador, tú estás loco!

CREMES.-¿Cómo?

EL HOMBRE.-¿Cómo? Es fácil comprenderlo.

CREMES.-Pues que, ¿no debo obedecer las leyes?

EL HOMBRE.-¿Qué leyes, desdichado?

CREMES.-Las que se acaban de promulgar.

EL HOMBRE.-jPero qué imbécil eres!

CREMES.-¿Yo imbecil?

EL HOMBRE.-Naturalmente; y el mayor de todos.

CREMES.-¿Porque cumplo las prescripciones legales?

EL HOMBRE.-¿Qué hombre sensato cumple lo que está prescrito?

CREMES.-Todos.

EL HOMBRE.-Tu estupidez no tiene límites.

CREMES.-¿Pero tu no piensas depositar tus bienes?

EL HOMBRE.-Me guardaré muy bien, antes de ver lo que hace la multitud.

 EL HERALDO.-(Representado por una mujer.) Ciudadanos, acudid todos, pues empieza a regir la nueva ley; presentaos a nuestra generala, para que la suerte designe el lugar donde cada uno debe comer; ya están las mesas dispuestas y cargadas de manjares exquisitos; y los lechos adornados de colchas y tapices; ya el agua y el vino se mezclan en las cráteras junto a la fila de las mujeres encargadas de los perfumes; ya se asan pescados, se clavan liebres en los asadores, se tejen coronas y se fríen pastelillos; las jóvenes cuidan de guisar las habas que hierven en las ollas, Venid, el panadero os espera; preparad bien las quijadas.

EL HOMBRE.-Sí, iré. ¿Por qué me había de quedar aquí cuando la Ciudad lo manda? CREMES.-¿Adónde vas sin haber depositado tus bienes?¿

EL HOMBRE. - Al banquete.

CREMES.-Si las mujeres tienen un átomo de juicio, no lo consentirá antes de que hagas el deposito.

EL HOMBRE.-Ya lo haré.

CREMES.-¿Cuándo?

EL HOMBRE.-Te aseguro que no seré de los últimos.

CREMES.-Y mientras tanto, ¿vas a comer?

EL HOMBRE.-Pues ¿qué he de hacer? Todo hombre sensato debe prestar su apoyo al

Estado, en la medida de sus posibilidades.

CREMES.-¿Y si te prohiben entrar?

EL HOMBRE.-Bajaré la cabeza y entrare.

CREMES.-¿Y qué harás si te azotan?

EL HOMBRE.-Las citaré a juicio.

CREMES.-¿Y si se ríen de ti?

EL HOMBRE.-Me apostaré a la puerta...

CREMES.-¿Y qué harás?

EL HOMBRE.-Arrebataré las provisiones a los que las traen.

CREMES.-Ven, pues, detrás de mi. Vosotros, Sicon y Parmenon (dirigiéndose a unos esclavos), cargad con mis enseres.

EL HOMBRE.-jPor Zeus! Es preciso, sin embargo, hallar un medio de conservar mis bienes y participar de la comida común. ¡Pronto, pronto, a comer!

 

 

(Vale.)

(A las ventanas de dos casas próximas se asoman una Vieja y una Joven.)

LA VIEJA.¿¡Cómo no vendrá ningún hombre!? Ya va siendo hora. Aquí estoy llena de maquillaje, Vestida de amarillo, cantando entre dientes, perreando y dispuesta a arrojarme en brazos del primer yogurín. ¡Oh, Musas! Descended a mis labios e inspiradme una voluptuosa canción de estilo jonio.

LA JOVEN.-¿Te has asomado a la Ventana antes que yo, vieja chocha? Creías, sin duda que, yo ausente, ibas a  atraer a alguno con tus canciones. Si perreas, yo también; pues aunque a los espectadores les parecerá aburrido, no dejarán de encontrarlo un tanto cómico y divertido.

LA VIEJA.-(Enseñándole un dedo.) Móntate aquí y pedalea.

(Canta la canción de Despacito de Luis Fonsi).

(LA JOVEN, le responde con SOY SOLTERA..Y HAGO LO QUE QUIERO.)

LA VIEJA.-¿Por qué me hablas? Si tan poco te importo, ¿por qué me hablas?

LA JOVEN.-Y tú, ¿por qué te asomas  a la ventana?

LA VIEJA.-No hago más que cantar a solas una canción en honor de mi yogurín.

LA JOVEN.-¡Ah! Es que, además del viejo,   ¿tienes otro amigo?

LA VIEJA.-El mismo yogurín te lo probará, pues va a venir dentro de poco. Míralo, ahí

está.

LA JOVEN.-jPero ya no tiene ningún deseo de ti, calamidad!

LA VIEJA.-SI, por Maluma, pequeña víbora!

LA JOVEN.-Que nos lo pruebe él mismo; yo me retiro de la Ventana.

LA VIEJA.-Y yo también, para que veas que no me engaño.

EL JOVEN.-jOh!  Si pudiera estrechar entre mis brazos a la joven sin tener que sufrir antes las caricias de la Vieja! Esto es intolerable para un hombre libre.

LA VIEJA.-jPor Enrique Iglesias! Te aguantas. No son cosas del tiempo de Maricastaña;  y ahora, la ley ha de cumplirse porque vivimos en una democracia. Me retiro para observar sus movimientos.

EL JOVEN.-Haced, Oh, my god, que encuentre sola a aquella linda muchacha por la que Vengo aqui, despues de bien bebido, y que deseo desde hace mucho tiempo.

LA JOVEN.-He engañado a la maldita Vieja. Se retiró, creyendo que yo me iba a estar en casa. Pero ahí está el joven. Es el mismo, el mismo de quien hablamos. Ven aquí, amor mío, Ven a pasar la noche entre mis brazos. Los rizos de tus cabellos me tienen loca de amor; una pasión frenética arde en mi pecho y me consume. Oye mis súplicas, oh Mario Casas, y haz que venga a compartir mi cuerpo maduro..

EL JOVEN.-jAqui! jOh, aquí! Baja a abrir la puerta si no quieres verme morir en su quicio jOh, amada mía! Quiero embriagarme con tus caricias. ¡Oh  Beyoncé! ¿Por qué me inspiras este frenético deseo? -Oye mis súplicas, Eros Ramazzotti, y haz que venga a compartir mi ¿.. jQué impotente es la palabra para pintar mi pasión! Abre la puerta dulce amiga; estréchame entre tus brazos

LA VIEJA.-jEh, tú! ¿Por qué llamas? ¿Es a mi a quien buscas?

EL JOVEN.-¿Cómo dices?

LA VIEJA.-¿Qué andas, pues, buscando con esa antorcha?

EL JOVEN.-Busco a un hombre deL LUGÁ.

 LA VIEJA.-¿Quién?

EL JOVEN.-No es el que tú esperas, sin duda.

LA VIEJA.-A quien espero es a ti, por Afrodita; y has de venirte conmigo, lo quieras o no.

EL JOVEN.-Pero es que hoy no nos ocupamos de las mayores de sesenta; las guardamos

para después. Hoy solo atendemos a las que no llegan a los veinte.

LA VIEJA.-Pero eso era bajo el antiguo régimen, querido mío; ahora la ley dispone que

seamos las primeras en ser atendidas.

EL JOVEN.-Eso será, si yo quiero, de acuerdo con la regla del juego de dados.

LA VIEJA.-Pero tú no comes con arreglo a la ley del juego de dados.

EL JOVEN.-No sé lo que quieres decir; Voy a llamar a esta otra puerta.

LA VIEJA.-¿Después de haber llamado a la mía?

 EL JOVEN.-Lo que ahora necesito no es una criba. (La vieja baja y sale de la casa.)

LA VIEJA.-(Que ha bajado y sale de su casa.) Sé que me amas, solo que estás asombrado

de verme fuera. Anda, adelanta la boca ...

EL JOVEN.-Pero, amiga mia, tengo miedo a tu amante.

LA VIEJA.-¿A cuál?

EL JOVEN.-Al mejor de los pintores.

LA VIEJA.-¿Y quién es?

EL JOVEN.-El que pinta las lámparas mortuorias. vete, vete, y que no te vea aquí en la puerta.

LA VIEJA.-Ya sé, ya sé lo que tú quieres.

EL JOVEN.-También sé yo, por Zeus, lo que quieres tú.

LA VIEJA. -Y te juro, por Afrodita, mi favorecedora, que no te he de soltar.

EL JOVEN.-No divagues, viejecita mía.

LA VIEJA.-Como quieras; pero te llevaré a mi casa.

EL JOVEN.- (dirigiéndose al público)¿Qué necesidad hay de comprar ganchos para sacar los cubos de los pozos? Con echar a esta vieja se conseguirá el mismo objeto.

LA VIEJA.-Déjate de burlas que me afligen y sígueme.

EL JOVEN.-Nada me obliga.

LA VIEJA.-Por Afrodita, es preciso que vengas porque yo siento mi gran placer cuando me acuesto con los jóvenes de tu edad.

EL JOVEN.-Pues a mí nada me desagrada tanto como el amor de tus iguales; jamás consentiré.

LA VIEJA.- Te obliga un decreto en virtud del cual tienes que entrar en mi casa.

EL JOVEN.-Léelo para ver qué puede ser eso.

LA VIEJA.-Escucha, pues: las mujeres han decidido que "cuando un hombre desee a una muchacha no deberá tener comercio con ella antes de haber colmado a la vieja. Si él se niega y sigue deseando a la joven, las mujeres maduras podrán arrastrar impunemente al joven agarrándole del clavo".

EL JOVEN.-jAy de mi!

LA VIEJA.-Es necesario obedecer nuestras leyes.

EL JOVEN.(desesperado)¿Qué debo, pues, hacer?

LA VIEJA.-Seguirme aquí, hasta mi casa.

EL JOVEN.-¿Es absolutamente indispensable?

LA VIEJA.-Como si lo ordenase el mismo Rajoides .

EL JOVEN.-Pues bien, extiende una capa de orégano sobre cuatro ramas; cíñete de bandas la cabeza, y coloca junto a ti los vasos de perfume y en la puerta el cántaro de

agua lustral .

LA VIEJA.-¿También me compraras una corona?

EL JOVEN.-¡Si, por Zeus! Y será de cirios, pues creo que la palmarás en cuanto entres en tu casa.

LA JOVEN.-(Saliendo precipitadamente de su casa). ¿A dónde arrastras a ese joven?

LA VIEJA.-A mi casa; porque es mío.

LA JOVEN.-Es una locura. Es demasiado joven para acostarse contigo; mejor podrías ser

su madre que su esposa. Con ese sistema vais a llenar el mundo de Edipos.

LA VIEJA.-Calla, sierpe. La envidia te hace hablar así: pero me vengaré de ti.

EL JOVEN.-¡Por Zeus salvador! jQué gran servicio me prestas intentando librarme de

esta Vieja! Esta noche te daré una prueba grande y gorda de mi gratitud.

(Se quedan la joven y la vieja disputándose al joven)

 

(Se escucha algarabía y música. Fiesta)

 

LA CRIADA.-Qué felicidad de pueblo! jQué felicidad la mía! Y sobre todo, qué felicidad la de mi señora! jFelices todos vosotros, vecinos y conciudadanos, y cuantos estáis a nuestras puertas; y feliz con ellos yo, simple sirvienta que he llenado mi cabellera   de perfumes! Y qué exquisitos, Zeus soberano. Pero el perfume de las ánforas llenas de vino  es mas exquisito todavía: este aroma se conserva largo tiempo; los otros se desvanecen en seguida.  ¡Echadme vino! Echadme, pues, alegra toda la noche a la que ha sabido elegirlo. Pero, amigas, decidme dónde está mi dueño, el marido de mi señora.

VOZ DE MUJER.-Si te quedas ahiÍcreo que lo encontrarás.

LA CRIADA.-Perfecto; ya viene a cenar. ¡Oh, dueño mío! jHombre feliz! jHombre mil veces feliz!

EL DUEÑO.-¿Yo?

LA CRIADA.-Si, tú, por Zeus, y más feliz que ninguno. ¿Puede haber nadie más dichoso, puesto que en una población de treinta mil ciudadanos eres el único que no ha cenado? ¿Adónde, adónde vas?

EL DUEÑO.-A cenar.

LA CRIADA.-Sí, por Afrodita, y eres, con mucho, el más retrasado. Sin embargo, mi señora ha dicho que te lleve; y, contigo, a esas muchachas.(entran varias mujeres) Ea, despachemos! Los espectadores que nos favorecen, y los jueces imparciales, pueden venir también; les daremos de todo.

(Entra Blépiro)

BLEPIRO.-¿Y por qué no invitas generosamente a todo el mundo sin omitir a nadie?; viejos, jovenes y niños, que tendrán cena dispuesta para todos...  Yo corro al festín, llevando mi antorcha con gracia. ¿Qué esperas tú? ¿Por qué no vienes con esas muchachas? Mientras bajas con ellas, yo entonaré un canto a propósito para abrir el apetito.

LA CRIADA.-jYa es hora, amigas mias! Ya es hora, si queremos concluir, de dirigirnos al banquete danzando. Partid y ajustad vuestros pasos al ritmo cretense.

(Baile final)

 

 

 

SEGUIMOS CON LOS ENSAYOS

LOS ENSAYOS

 

Durante los recreos y también por la tarde, estamos ensayando ya la obra. Nos faltan algunos para el coro, si alguien está interesado, preferiblemente que tenga los miércoles o jueves libres para poder ensayar sobre las 17:00, que se acerque a UUMM los jueves.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TEXTO DE LA ASAMBLEA

¡Actores y actrices del IES ANTONIO GALA!

Ya podemos empezar a actuar y para ello os dejamos la obra, id empezando  a hacer las primeras lecturas para iros familiarizando con la obra.

LA ASAMBLEA DE LAS MUJERES

Aristófanes

Digitalizado por

http://www.librodot.com

Librodot La asamblea de las mujeres Aristófanes

PERSONAJES:

PRAXÁGORA.

UN HERALDO.

VARIAS MUJERES.

TRES VIEJAS.

CORO DE MUJERES.

UNA JOVEN.

BLEPIRO, marido de Praxágora.

UN JOVEN.

UN HOMBRE.

LA CRIADA DE PRAXÁGORA.

CREMES.

Librodot La asamblea de las mujeres Aristófanes

Librodot

3

3

La escena representa una plaza, en Atenas, donde están la casa de Praxágoras y otras

dos casas. Praxágoras sale de la suya disfrazada de hombre con una lámpara en la

mano.

PRAXÁGORA.-(Parodiando ciertos prólogos trágicos.) ¡Oh lámpara preciosa de

reluciente ojo que tan bien iluminas los objetos visibles! Vamos a decir tu nacimiento y

tu oficio; labrada sobre el ágil torno del alfarero tus brillantes narices rebrillan como

soles. Lanza con tus llamas las señales convenidas...

Tú eres la única confidente de nuestros secretos, y lo eres con motivo, pues cuando en

nuestros dormitorios ensayamos las diferentes posturas del amor, tú sola nos asistes y

nadie te rechaza como testigo de sus voluptuosos movimientos. Tú sola, al abrasar su

vegetación feraz, iluminas nuestros recónditos encantos. Tú sola nos acompañas cuando

furtivamente penetramos en las despensas llenas de báquicos néctares y sazonadas frutas;

y, aunque cómplice de nuestros deleites, jamás se los revelas a la vecindad. Justo es, por

tanto, que conozcas también los actuales proyectos aprobados por las mujeres, mis

amigas, en las fiestas de los esciros. Pero ninguna de las que deben acudir se presenta; ya

empieza a clarear el día y de un momento a 'otro dará principio la Asamblea. Es necesario

apoderarnos de nuestros puestos, que, como ya recordaréis, dijo el otro día Firómaco,

deben ser los otros, y una vez sentadas, mantenernos ocultas. ¿Qué les ocurrirá? ¿Quizá

no habrán podido ponerse los barbas postizas, como quedó acordado? ¿Les será difícil

apoderarse de los trajes de sus maridos?-¡Ah! Allí veo una luz que se aproxima. Voy a

retirarme un poco, no sea un hombre.

MUJER PRIMERA.-Ye es hora da ponerse an marcha; cuando salíamos de cese, al

heraldo he cantado por segunda vez.

PRAXÁGORA.-Y yo me he pasado toda le noche en vale esperándoos. Paro ... un

momento; voy e llamar e esta vecina arañando suavemente su puerta, porque as preciso

que su marido no nota nada.

MUJER SEGUNDA.-Ye ha oído, el ponerme los zapatos, el ruido da tus dedos, pues no

estaba dormida; mí marido, querida, as un marinero da Salamina; me he estado atacando

toda le noche bajo les sábanas; hasta ahora no he podido cogerle esta manto que vas.

Librodot La asamblea de las mujeres Aristófanes

Librodot

4

4

MUJER PRIMERA.-¡Ah! Ahí veo e Clináreta y Sóstrata, que vienen con su vecina

Filéneta.

PRAXÁGORA.-¡Dáos prisa! Glice he jurado que le que llegue le última pagará an

castigo tras congios da vino y un. quénice da garbanzos.

MUJER PRIMERA.-¿No vas e Melística, le mujer da Esmicitión, como viene corriendo

con los zapatos da su marido? Creo que ese es le única que habrá podido separarse sin

dificultad da su marido.

MUJER SEGUNDA.-Mirad e Gensístrata, le mujer del tabernero, con su lámpara an le

mano, acompañada de les mujeres da Filodoreto y Querétades.

PRAXÁGORA.-También veo a otras muchas flor y nata de le ciudad, que se dirigen

hacía nosotras.

MUJER TERCERA.-A mí, querida mía, me he costado un trebejo ímprobo podar

escaparme sin que me vieren. Mí marido he estado tosiendo toda le noche por haber cenado

demasiadas sardinas.

PRAXÁGORA.-Bien sentaos; y puesto que ye estemos reunidas, decidme sí habéis

cumplido todo lo que acordamos an le fiaste de los Esciros.

MUJER CUARTA.-Yo sí, Lo primero que hice, como convenido, fue ponerme los

sobacos más hirsutos que un matorral. Después, cuando mí marido se iba el Agora, me

untaba con aceite de píes e cabeza y me tostaba el sol durante todo al día.

MUJER QUINTA.-Yo también ha suprimido al uso de la navaja, para estar

completamente velluda y no parecer an nada une mujer.

PRAXÁGORA.-¿Traeis les barbas con que dijimos que nos presentaríamos en le

Asamblea?

MUJER CUARTA.-¡Sí por Hécate! Yo traigo este, que es muy hermosa.

MUJER QUINTA.-Y yo, otra más bella que la da Epícretas1.

PRAXÁGORA.-Y vosotras, ¿qué decís?

MUJER CUARTA.-Dicen que sí, con le cabeza.

PRAXÁGORA.-También veo que os habéis provisto da lo demás, pues traéis calzado

lecadamonio, bastones y ropas da hombre, como dijimos.

Orador demagogo. Su barba era tan espesa y crecida que le bajaba hasta la cintura, cubriéndole todo el

pecho a manera de escudo.

Librodot La asamblea de las mujeres Aristófanes

PODÉIS SEGUIR LEYÉNDOLA EN ESTE ENLACE:

 

http://escueladepaziesantoniogala.blogspot.com.es/search?q=OBRA

 

LOS ACTORES Y ACTRICES ES MUY IMPORTANTE QUE LA VAYÁIS LEYENDO FAMILIARIAZÁNDOOS CON ELLA. SEÑALAR LO QUE NO ENTEDÉIS Y EN EL PRÓXIMO ENSAYO LO VEMOS.

 

YA TENEMOS OBRA

¡¡¡YA TENEMOS OBRA!!!!

 

 

 

Tras varias reuniones, hemos decidido que obra vamos a representar:

Nuestros objetivos son:

 

 

-Fomentar el desarrollo integral, dando cabida al desarrollo de talento artístico.

-Realizar un proyecto interdisciplinar (departamento de Clásicas, Departamento de Inglés, Lengua castellana y Literatura, Departamento de Matemáticas y Departamento de Música e Informática.

-Favorecer la convivencia en la Comunidad educativa del IES Antonio Gala

-Fomentar la educación en igualdad y resaltar la función de la mujer en la Antigüedad.

queremos que además de darle vida a una obra clásica.

 

La obra que hemos encontrado con la que podemos conseguir estos objetivos es:

 

LAS ASAMBLEÍSTA DE ARISTOFANES

 

 

 

Miembros Miembros

Salvador Rueda García

Rol en la comunidad:

  • Site Memberadministracion

Localización

Centro De Trabajo
29200026 - CEP Marbella - Coín
Localidad
Marbella
Provincia
Málaga
Puesto De Trabajo
Ases.Form.Perm. Ámbito Cívico-Social
Foto de Miguel Ángel Ávila Aguilar

Miguel Ángel Ávila Aguilar

Foto de María Gracia García Gallego

María Gracia García Gallego

Foto de Carlos Javier Jiménez Enríquez

Carlos Javier Jiménez Enríquez

Foto de María Sierra Leiva Carmona

María Sierra Leiva Carmona

Foto de Antonio Ramos Ramírez

Antonio Ramos Ramírez

Foto de Catalina Rueda Cánovas

Catalina Rueda Cánovas

Foto de Dolores Ruiz Pérez

Dolores Ruiz Pérez

Foto de María Inmaculada Sáenz Cruz

María Inmaculada Sáenz Cruz