Parece que fue ayer (porque realmente fue prácticamente ayer) cuando al acabar la clase uno se quedaba preguntándose: ¿Les he dicho lo que tenía que decirles? ¿Se habrán enterado de lo que dije ya casi al final, con el ruido de estar recogiendo? ¿Quién ha faltado hoy para recordar decírselo mañana? ¿Y si el día de la prueba alguien asegura que no llegué a decirlo?
Pero eso era ayer, porque hoy ya puedo enviar en unos segundos una comunicación a sus correos corporativos, esos que no deben contener nada más que asuntos relacionados con el perfil de estudiante. Si hemos dotado a esa dirección de correo de cierta oficialidad, se hará tan necesario para ellos como los apuntes, los esquemas o el mismísimo cuaderno con los ejercicios corregidos (precisamente todo esto también puede enviárseles). No se puede pretender que se tenga "acuse de recibo" si enviamos una aclaración importante o un archivo necesario a un correo que se llama "betikito2003@yahoo.es" o "marxeneraxula123@hotmail.com", principalmente porque ya lo habrán abandonado por una horterada más reciente. Su correo corporativo se habrá convertido, probablemente, en su única dirección de la que no podrán prescindir y que los acompañará durante toda su estancia en el instituto porque ahí está lo importante. Si a ello se le suma la capacidad ILIMITADA de la cuenta, la trazabilidad, las opciones de recuperación... se convierte en una superherramienta. Y lo mejor de todo es que el correo es sólo una de las utilidades.