EL PAPEL DEL DOCENTE

Además de ofrecer una respuesta educativa adecuada a las necesidades del alumnado, los docentes tienen un papel fundamental a la hora de orientar las claves relacionales entre los estudiantes como una vía para prevenir, intervenir y favorecer relaciones personales saludables y equilibradas entre ellos y así, mejorar el clima de convivencia escolar. El conocimiento del clima del aula es relevante para el docente ya que influye en el rendimiento académico y la mejora del proceso formativo del alumno.

A raíz de ello, el docente es el gestor de lo que ocurre en el aula, y por consiguiente del clima que se genere, siendo importante su rol en las relaciones entre alumnos como así también en la optimización de las mismas. Un grupo alcanza lo que se propone cuando está cohesionado; de allí que la unidad de esfuerzos y objetivos comunes lo fortifica, le facilita sus logros y lo lleva a altos niveles de desarrollo. Por ello la cohesión es imprescindible. La aparición de nuevos miembros puede hacer que esta cohesión cambie, y ese cambio puede ser en sentido positivo o en sentido negativo. En este sentido, Shaw (Shaw 1976) señala que la cohesión es el grado con que los miembros de un grupo se sienten atraídos mutuamente, además se relaciona con la atracción hacia el grupo y resistencia a abandonarlo, la moral o nivel de motivación que muestran sus miembros y la coordinación de esfuerzo para obtener objetivos comunes.

Por tanto, desde el inicio del curso, la cohesión grupal deberá ser uno de los objetivos del trabajo colaborativo entre el docente/tutor y el orientador, quien asesorará y proporcionará las estrategias e instrumentos necesarios, además de trabajar individualmente con algunos alumnos, en su caso. Para ello, en el primer trimestre, se llevará a cabo un análisis de la estructura informal del grupo-clase, que nos proporcionará información sobre las necesidades del grupo en general y del alumnado repetidor en particular, y durante todo el curso se realizarán diferentes actuaciones y dinámicas para trabajar de forma concreta la cohesión grupal y la convivencia en el aula.

Por otro lado, el maestro debe adaptarse a la diversidad del grupo, pero no sólo en el área afectivo-social, si no en todas las áreas. Por eso, el tutor deberá favorecer y coordinar las diferentes actuaciones dirigidas a que tanto el alumnado repetidor como el resto del grupo reciban una respuesta adecuada que le facilite afrontar el curso con éxito (adaptaciones curriculares, planes específicos personalizados, técnicas de trabajo cooperativo, dinámicas de grupo, tutoría compartida, así como cualquier otra medida, ordinaria o extraordinaria, que se considere necesaria).

            El/la orientador/a ofrecerá asesoramiento durante todo el proceso y en las diferentes actuaciones, tanto al tutor, dinamizador de las intervenciones, como al resto del equipo docente.