Formación en centros

Imagen de fondo del tipo de comunidad

Pretendemos desarrollar un itinerario de autoformación en torno a la Programación y Evaluación de las Competencias Clave, como elemento aglutinador, en el que el centro y las aulas sean el ámbito ordinario para el aprendizaje y el intercambio de prácticas educativas y el desarrollo de las actividades de formación permanente del profesorado. Incorporaremos los principios de colaboración, de trabajo en equipo y de coordinación entre los docentes; relaciones de confianza, apoyo mutuo, autoevaluación y aprendizaje profesional compartido. Supone la comprensión de la actividad profesional docente como responsabilidad colectiva, colaboración espontánea y participación voluntaria en las diferentes acciones formativas que conforman el itinerario. Confianza en nuestra capacidad para dirigir nuestro propio aprendizaje, estructurar nuestras experiencias y construir nuestras teorías en y sobre la práctica. Por tanto, las actividades que vamos a realizar en la formación en centro se basarán en el aprendizaje entre iguales: los ponentes serán, preferentemente, compañeros y compañeras, miembros del claustro, dispuestos a compartir sus conocimientos y su práctica estratégica y/o metodológica. No obstante, solicitaremos al CEP de Lebrija la bibliografía, los materiales y el asesoramiento externo necesario para alcanzar nuestros objetivos.

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¿REFLEXIONAMOS?

El papel clave de las familias en la educación

La investigación ha demostrado con creces la importancia capital de la familia, de su capital socioeconómico y cultural, así como las estrategias educativas que despliega, en los resultados académicos del alumnado. Últimamente, se ha puesto el énfasis en la influencia determinante de los estilos parentales y en la necesidad de formar o acompañar a las familias en la tarea de educar.

La opinión pública y la institución escolar tienden a acusar a los padres de no interesarse por las cuestiones escolares, de abdicar de sus responsabilidades educativas. En cambio, las familias parecen más preocupadas que nunca por la escolarización de sus hijos, por los resultados académicos, por la calidad de la enseñanza que reciben, por el prestigio de los centros en los que se educan, etc.

Las estrategias familiares para garantizar la calidad de la enseñanza son, principalmente individuales. A pesar de la extensión del modelo de asociaciones de padres y madres, pieza clave de la calidad educativa, las familias organizadas no logran hacer oír su voz como un actor central en el debate educativo.

Observamos, no obstante, que en muchos países de nuestro entorno, y de forma creciente en el nuestro, las familias han empezado a reclamar una mayor presencia en la definición de las políticas y en la vida de los centros. Sobre la mesa hay el redefinir la participación de las familias en una institución que se pensó para dejarlas en la puerta.

¿Qué fórmulas de colaboración entre los centros y las familias pueden mejorar los resultados educativos? ¿Qué estrategias pueden aumentar la participación y la implicación de las familias en la actividad de los centros educativos? ¿Qué peso deberían tener las familias en la gobernanza del sistema?

Comentarios
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María Irene Velázquez Ahumada
La primera obligación de las familias comienza en casa donde deben inculcar a sus hijos unos valores sociales y cívicos, es decir, deben educar a sus hijos, enseñarles a saber ser, saber estar y saber comportarse. En los centros educativos, además de dar ejemplo y reforzar esos valores sociales y cívicos, debemos enseñar a nuestro alumnado contenidos de diferentes materias. Para lograr una mejora de los resultados y una enseñanza de calidad, la coordinación y comunicación entre familias y centro educativo es fundamental. De ahí que las familias deban mostrar interés en la formación académica de sus hijos y los centros deban facilitar la comunicación e información necesaria acerca de ellos.
Publicado el día 11/01/18 11:08.
Juan Manuel Manuel Rego Cortes
El profesor debe saber situarse en todo momento frente al alumno. Hoy veo en El suplemento ocasional(un blog) un artículo de título Los buenos profesores¿ cuyo contenido reproduzco en parte y que viene ni que pintado. De todas formas, aún hay que pulir más, pues hecho de menos unas cuantas competencias.
Primera: sin excepción, los profesores extraordinarios conocen su materia extremadamente bien. Pero no son meros eruditos. Utilizan su conocimiento para ir al fondo de los asuntos, a los principios fundamentales y a los conceptos básicos; son capaces de simplificar lo complejo de manera que motivan el aprendizaje. Tienen además una comprensión intuitiva del aprendizaje humano.
Segunda: dan gran importancia a su tarea docente, tanta como a su investigación. Al programar sus lecciones (seminarios, prácticas, tutorías), se plantean los objetivos del aprendizaje.
Tercera: son exigentes con sus alumnos, esperan mucho de ellos. Pero plantean objetivos ligados a las salidas profesionales de sus estudiantes y a la formación que estos necesitarán a lo largo de su vida, es decir, no se trata de proyectar dificultades arbitrarias.
Cuarta: en sus lecciones intentan crear un entorno para el aprendizaje crítico natural, en el que los estudiantes se enfrentan con su propia educación, trabajan en colaboración con otros, confían en la valoración de sus tareas.
Quinta: confían en sus alumnos, son francos y abiertos con ellos, y siempre son amables.
Sexta: evalúan el resultado de su tarea y saben rectificar cuando es necesario. Califican a los estudiantes según objetivos de aprendizaje básicos.

Miro el claustro y veo a muchos compañeros así. Necesitamos más implicación de la familia que sepa respetarnos y despertar respeto en sus hijos hacia nosotros.
Publicado el día 11/01/18 19:21.
Elena González Guerrero
Coincido con Irene en que las familias, en casa, deben inculcar (mediante el ejemplo) unos valores y un comportamiento cívico y de respeto. Si eso fuera así, la mitad de los problemas de los centros educativos no existirían. La mayoría de las familias que, como dice el artículo, parecen más implicadas que nunca en la educación de sus hijos, lo hacen desde la perspectiva de que creen saber lo que cada docente debe hacer en cada momento, lo que siempre coincide con lo que el alumno desea en ese justo momento. Cuando esto cambie, cuando el alumnado se impregne en casa de la convicción de que el profesor merece un respeto por el simple hecho de serlo, la participación de las familias en los centros educativos sumará.
Publicado el día 29/01/18 16:38.

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