Uno de los lugares más entrañables de la ruta lorquiana es sin duda la Huerta de San Vicente. Estancias que nos muestran como era la casa (mobiliario, vajillas, enseres, cuadros...) basándose en las fotografías realizadas entre 1926 y 1936 por el escritor Eduardo Blanco Amor. Allí Lorca rodeado de la paz y la tranquilidad del entorno, disfrutaría y descansaría junto a su familia y amigos inolvidables días estivales. 

     En una carta dirigida a Melchor Fernández Almagro (1928) Lorca escribió sobre la Huerta de S. Vicente: "...una preciosidad de árboles y agua clara, con Granada enfrente de mi balcón, tendida a lo lejos con una hermosura jamás igualada."

Aprovecharía Lorca este lugar para escribir grandes obras literarias. Y como él mismo escribió a su amigo Regino Sáinz de la Maza (1931): "He sido como una fuente. Día, tarde y noche escribiendo. Algunas veces he tenido fiebre."

     Pero como la vida está llena de momentos dulces y amargos, no podía faltar en la vida de Lorca, los momentos previos a su detención vividos en esta huerta.