Pasos a seguir ...

  • Memoria
    • Grado de consecución de los objetivos
    • Nivel de interacción entre los participantes
    • Grado de aplicación en su contexto educativo
    • Recursos, bibliografía y materiales utilizados
    • Efectos producidos en el aula tras la transferencia de lo aprendido
    • Productos, evidencias de aprendizaje que se han adquirido
    • Destacar aspectos que hayan resultado interesantes
    • Destacar aspectos susceptibles de mejora

Memoria

Grado de consecución de los objetivos

Nuestro punto de partida fueron estos cuatro objetivos: mejorar la convivencia, formarnos, desarrollar estrategias entre el alumnado y crear referentes positivos.

Sabíamos que, al ser la primera vez que trabajábamos la "disciplina positiva" de forma más sistemática y con el objetivo de transformar nuestro día a día, iba a ser muy difícil conseguir de forma "avanzada" los cuatro objetivos.

Sí, pensamos que en relación a los dos primeros el nivel alcanzado es medio, mientras que en los dos siguientes solo es inicial, y por tanto, debemos mejorar estos dos objetivos.

Nivel medio, puesto que nos ha ayudado a reflexionar y crear dinámicas que mejoren la convivencia con el alumnado, e incluso, algunas y algunos han comentado que lo estaban haciendo sin darse cuenta que estaban desarrollando disciplina positiva; nivel medio, puesto que ya había compañeras que se habían formado previamente o habían participado en actividades del CEP de Antequera en este sentido; también nivel medio por el interés que hemos mostrado en las sesiones formativas; y, por último, medio por nuestras aportaciones en el blog. Sin embargo, inicial, puesto que no hemos sabido concretar estrategias claras entre el alumnado y, a su vez, nos ha costado crear de forma evidente esos referentes positivos necesarios que satisfagan nuestras necesidades en el aula.

 

Nivel de interacción entre los participantes

Pensábamos que el contacto directo y vernos para comentar los distintos aspectos de este grupo de trabajo iba ser más fácil; sin embargo, no ha sido así.

Nos ha costado encontrar tiempo, coincidir y poder establecer estrategias comunes para diagnosticar y abordar el día a día. Vernos por los pasillos y desahogarnos en el recreo, comentando aquello que nos ocurre, especialmente los aspectos más negativos e insatisfactorios, hemos comprobado que no es suficiente.

Afortunadamente, el grupo de trabajo nos ha abierto la posibilidad de que expongamos nuestras ideas sobre lo que entendíamos como disciplina positiva, compartamos lo que estamos haciendo y, hasta cierto punto, conozcamos lo que a otros y otras compañeras les va bien en sus clases.

Hay dos aspectos a destacar; el primero, la participación de todas y todos en las dos sesiones formativas con Lucía Infantes. Fue allí donde realmente compartimos y hablamos sobre qué hacer y cómo hacerlo para alcanzar los objetivos que nos propusimos; y en segundo lugar, el Blog de Colabora, una muy útil herramienta para comentar y publicar noticias, recursos para el aula, materiales, vídeos, etc. que son necesarios conocer y asimilar para nuestra práctica como docentes.

 

Grado de aplicación en su contexto educativo

Entendemos que es alto la aplicación de la disciplina positiva a nuestro centro educativo y, obviamente, debemos integrarla en nuestras programaciones de aula.

 

Efectos producidos en el aula tras la transferencia de lo aprendido

El primer efecto ha sido, lógicamente, poner nuestro foco en  intentar reflexionar y conocer nuestras propias emociones o estados de ánimo; y saber en qué momento nos encontrábamos, como profesorado y alumnado, antes de comenzar esto que llamamos proceso de enseñanza-aprendizaje.

Saber en qué situación estamos y de dónde partimos no significa ser más condescendiente o permisivo ante ciertas situaciones, pero sí empatizar con ellas y ellos, o bien, conocer todo lo que nos dificulta, casi siempre, y nos impide conseguir todo aquello que nos proponemos en el aula o en nuestra programación.

Observar previamente cómo nos sentimos o cómo ellos y ellas se sienten, nos ha clarificado a la hora de identificar ciertos comportamientos, registrarlos y, hasta cierto punto, establecer estrategias para acercarnos a ese alumnado con especial dificultad o que carece de habilidad sociales.

Lógicamente, el segundo efecto ha sido el de saber orientar nuestra labor docente en tratar de construir un clima de convivencia óptimo, eliminar cualquier tipo de violencia, resolviendo correctamente los conflictos, con o sin partes de disciplina, y, finalmente, construir las normas y unos valores en convivencia positiva.

Pero, evidentemente, y este ha sido el tercer efecto, hemos comprendido que alcanzar estos fines es imposible sin una mayor participación e implicación del alumnado. De ahí que hayamos procurado darles mayor protagonismo a ellas y ellos en la construcción de las normas, en la gestión de los conflictos, e incluso, en el proceso de autoevaluación de las materias.

Este último efecto es quizá el más complicado de interiorizar, tanto para el profesorado como para el alumnado, puesto que en el modelo de escuela en el que nos hemos educado no se contemplaba precisamente la participación y la cogestión del clima de convivencia positiva entre ellos. En definitiva, un cambio de metodología sí, pero un cambio donde el alumnado participe y sea responsable.

 

Productos, evidencias de aprendizaje que se han adquirido

Lógicamente la primera evidencia está en nuestro trabajo, y cómo lo hemos reorientado para alcanzar los objetivos que hemos ido conociendo en estos meses referentes a la disciplina positiva (gestionar las emociones, comprensión e interés por los demás, involucrar al alumnado en la resolución de los conflictos, creación de relaciones igualitarias, etc.).

A partir de ahí, cada uno y una de nosotros ha intervenido en el aula y, en cierto modo o en mayor y menor medida, ha evidenciado un clima más agradable y tranquilo, al establecerse un nuevo orden y una nueva forma de trabajar en el aula. Quizá, hayamos cumplido en parte y hecho realidad el objetivo de "ser amables pero firmes" en relación al alumnado. Tenemos claro que en tan poco tiempo sólo podemos extraer estas consideraciones generales, pero sí puede que haya sido una sensación generalizada entre los miembros del grupo de trabajo.

Pero también, quizá, no hemos podido traducir todo esto en conseguir un mayor grado de cooperación entre el alumnado y, por supuesto, ver reflejado estos cambios en los resultados académicos o en la adquisición de mayores responsabilidades por parte de ellos y ellas; es decir, no ha sido tan evidente y nos ha costado, en estos tres meses, el aprendizaje y la asimilación en el alumnado de los principios que rigen la disciplina positiva.

 

Destacar aspectos que hayan resultado interesantes

Comenzaremos destacando la evolución que hemos tenido como profesorado, puesto que existía cierta desconfianza inicial, cuando propusimos el título y los objetivos. Trabajamos en un centro de secundaria y parte de nuestro alumnado está claro que no colabora en absoluto a mantener un clima de convivencia, de ahí esa primera impresión.

Esas primeras sensaciones  no es que se hayan transformado en una creencia ciega en esta nueva metodología, pero sí ha surgido la necesidad de reflexionar de forma colectiva y trabajar en equipo para obtener un mejor clima de convivencia en el aula, algo que no siempre desarrollamos en el instituto, por no encontrar el tiempo oportuno o porque el único trabajo común se basa en actividades específicas en los numerosos programas en los que trabajamos todos y todas.

A su vez, haber escrito y publicado en el blog nos ha permitido concretar muchísimo aquellas primeras nociones o ideas que teníamos sobre qué era la disciplina positiva, y creemos que hemos creado una posible línea de trabajo a seguir, a pesar de las dificultades de nuestro centro en materia organizativa o lo mencionado más arriba sobre ciertos alumnos y alumnas. Afortunadamente, nuestro trabajo como Centro promotor de la Convivencia positiva nos ha facilitado concretar con parte del alumnado algunos de los elementos en los que se basa la disciplina positiva, y cada uno o una en su aula ha ido experimentando cierta mejora con este alumnado.

Por último, queremos destacar el aspecto referente a la participación y a la adquisición de una mayor responsabilidad de esos alumnos y alumnas, que nos entienden cuando hablamos de emociones, de gestionar los conflictos entre todos, de empatía, etc., y han mostrado interés en los momentos en los que supimos introducir en el aula aquello que veíamos en las sesiones de formación o leíamos en el blog.

 

Destacar aspectos susceptibles de mejora

En este sentido, habría que hablar, por un lado, de posibles aspectos de mejora en el Instituto, y por otro lado, a nivel individual en la relación directa con el alumnado, siempre desde el trabajo específico entre el profesorado que le imparte clase.

En cuanto a nuestro centro, hemos planteado la necesidad no sólo de concretar un plan específico para bajar el número de partes de incidencia que existen, sino también sobre el modelo de aula de convivencia que tenemos.

Un número de partes excesivo y que acumula nuestro alumnado disruptivo, con el que tendremos que establecer de forma conjunta en los equipos educativos, o por lo menos, entre parte del profesorado que le imparte clase, algún método específico basado en la disciplina positiva y comprobar si hay o no resultados a medio plazo.

A su vez, hemos comentado que quizá haya llegado el momento de analizar el funcionamiento de nuestra aula de convivencia y redimensionarla para alcanzar nuevos retos y objetivos.

En definitiva, ahondar en posibles soluciones a nuestras inquietudes y problemas, partiendo de los supuestos de la disciplina positiva, y aunque sepamos que no existe una varita mágica, sí hemos planteado la necesidad de ser más sistemáticos o sistemáticas y concretarlo en un plan específico, tangible y evaluarlo a final de cada trimestre.

Complementar estos dos aspectos de mejora (el del centro y a nivel personal) es básico; el voluntarismo individual, las buenas intenciones que tengamos o lo mucho que hayamos leído e intentado hacer en cuanto a disciplina positiva, no son suficientes y al final no genera un cambio cualitativo a medio plazo, por consiguiente, si existe un futuro grupo de trabajo en disciplina positiva debe procurar concretar y complementar los dos apartados.

Así, pues, aprender las buenas prácticas que haya habido en otros centros, trabajar en equipo, de forma clara, específica y abierta al profesorado que se quiera sumar al proyecto, pero dejando claro que esta línea de trabajo debe pasar por los órganos colegiados y debe ser evaluada, para establecer de forma objetiva sus resultados curso a curso, puede ser una buen punto de partida para darle continuidad a este grupo de trabajo.

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Comentarios
Martín de Porres Fernández Amador
María José Forte

Grado de consecución de los objetivos.

Considero que este grupo de trabajo ha contribuido a una puesta en marcha de lo que supone la aplicación de la Disciplina Positiva en al aula, por lo tanto, todos los objetivos que se han propuesto solo se han podido llevar a cabo en parte porque se necesita algo más que unos meses para lograr una buena práctica y consecución de los mismos; además, muy pocos de los integrantes de este grupo estábamos formados en Disciplina positiva y el proceso de formación previo (que ocupó bastante tiempo) era muy necesario para empezar a conseguir los objetivos planteados.

Espero poder continuar trabajándolos y formándome el próximo curso, porque creo que es muy necesario.



Nivel de interacción entre los participantes

Ha habido un buen nivel de interacción entre todos los participantes: debates en las reuniones sobre cómo abordar diferentes situaciones surgidas en nuestras aulas con nuestro alumnado y hemos aportado posibles soluciones; ha habido intercambiado de ideas y puntos de vistas; propuestas de actividades comunes; se han compartido noticias, materiales y demás publicaciones relacionadas con los contenidos de nuestro grupo de trabajo, etc.



Grado de aplicación en su contexto educativo

Considero alto el grado de aplicación en el aula de lo aprendido y planteado con este grupo de trabajo.



Efectos producidos en el aula tras la transferencia de lo aprendido

Todo lo que se deriva de la aplicación de la Disciplina Positiva en el aula ha producido un efecto positivo no solo entre el alumnado, más concienciado por los problemas no solo personales (sus estados de ánimo, emociones¿) sino también se ha observado un mayor interés y respeto hacia los sentimientos de los compañeros-as de aula y de la profesora, provocando un clima mucho más agradable y de respeto mutuo durante el desarrollo de las clases.



Productos, evidencias de aprendizaje que se han adquirido

Como he comentado en el apartado anterior, el mejor ¿producto¿ o evidencia es haber logrado un clima de respeto mutuo mucho mejor, agradable y tranquilo que antes de aplicar la metodología de Disciplina Positiva.



Destacar aspectos que hayan resultado interesantes

Me ha parecido muy interesante el proceso mediante el cual el clima de convivencia en el aula iba cambiando y mejorando poco a poco hasta lograr el equilibrio conseguido a final de curso.

El propio alumnado es consciente de su cambio de actitud dentro del aula cuando lo comparan con cómo estaban a principio del primer trimestre y cómo han llegado a evolucionar para, finalmente, mejorar la relación entre ellos mismos, interesándose por los problemas y emociones de los demás en clase y mostrando un interés mayor por conocerse del que antes tenían, y todo gracias al trabajo de las emociones en el aula.



Destacar aspectos susceptibles de mejora

Perfeccionar y avanzar en la metodología, actividades y soluciones que plantea la Disciplina Positiva para llevarlas a cabo mejor en las aulas.

Se puede mejorar más la formación en Disciplina Positiva el próximo año. Aún queda mucho por aprender para poder extender las experiencias al resto del profesorado del centro y así, coordinados, se animen y podamos todos trabajar esta metodología en las aulas de nuestro instituto.

Por otro lado, alguien experto en el tema, como Lucía Infantes, podría hacernos un seguimiento a lo largo del próximo curso, orientándonos sobre las buenas prácticas o no llevadas a cabo, o planteándonos posibles soluciones, aportando modelos que hayan funcionado en otros centros donde queda constancia de la buena práctica conseguida con la metodología de Disciplina Positiva en las aulas.
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Publicado el día 29/05/19 11:17.
Isabel Candelaria Bustos Ramos
Grado de consecución de los objetivos.
En lo que respecta a este apartado, coincido en que los objetivos se han conseguido a medias. Por un lado, hemos conseguido comenzar a trabajar la disciplina positiva en el aula y reconocer aspectos que ya hacíamos sin saber que esas prácticas formaban parte de lo que se considera 'disciplina positiva'. No obstante, aún queda mucho por hacer puesto que creo que este proyecto puede ser de gran calado si continúa el próximo año y, aún más, si se asume por gran parte del profesorado del centro.

Nivel de interacción entre los participantes.
Considero que el nivel de interacción ha sido muy elevado. Hemos podido poner en común nuestra manera de tratar con los conflictos en el aula, así como estrategias y métodos que nos funcionan con los alumnos. Sobre todo, las sesiones por las tardes con Lucía Infantes (y previas) han sido muy provechosas.

Grado de aplicación en su contexto educativo.
Los integrantes del grupo de trabajo hemos podido aplicar lo aprendido en el aula y ver resultados que nos han facilitado la labor docente al tener más en cuenta el estado emocional de nuestro alumnado. No obstante, creo que se verían cambios de actitud más prolongados en el tiempo si más profesorado del centro se implicara en esta forma de tratar con el alumnado, ya que el clima general sería más positivo y respetuoso.

Efectos producidos en el aula tras la transferencia de lo aprendido.
Uno de los aspectos que he podido observar ha sido mi conciencia a la hora de tomarme "el termómetro emocional" y ver cómo entro a una clase, ya que a veces arrastramos emociones que nos ha provocado otro grupo al siguiente grupo que tengamos, y de tomarle el termómetro emocional a los alumnos, ya que de ello depende que la interacción con ellos sea positiva y nos aporte a ambas partes algo de provecho (y evitemos, por tanto, conflictos).

Productos, evidencias de aprendizaje que se han adquirido.
El clima en el aula en general se ha distendido en el buen sentido, siendo ahora de trabajo pero más calmado y tranquilo.

Destacar aspectos que hayan resultado interesantes.
Ha sido interesante conocer los perfiles que pueden tener los alumnos disruptivos, y cómo no alimentar esos patrones de comportamiento que presentan para que poco a poco vayan cambiando.

Destacar aspectos susceptibles de mejora.
Creo que este grupo de trabajo tendría que continuar en el tiempo y deberían sumarse más compañeros, para que logremos una coherencia de trabajo que se enmarque en la disciplina positiva.
+2 (2 Votos)
Publicado el día 29/05/19 19:58.