El otro día propuse en mi aula de niñas y niños de cuatro años hacer un cuento. Decidimos organizarnos en pequeños grupos para inventar historias "maravillosas, nunca antes escuchadas" mediante una técnica nueva que les fascinó desde el principio.
Elegimos un/a protagonista. Les invité (tal y como hice en el curso) a "inventar" un personaje completamente e incluso con algunos grupos, crearlo desde dos individuos u objetos distintos: ¿dónde vivía? ¿cómo era su voz? ¿a qué olía? ¿qué comía? ¿cómo era su aspecto? ¿cómo era su carácter? Después buscamos el modo de hacer la figura, nos costó un buen rato decidir quién se encargaba de ello, por dónde empezar... Repartimos algunas tareas aunque en cada una de ellas, todas y todos los integrantes del grupo daban su opinión y colaboraban. Llegó el momento de estampar nuestro personaje, de hacerlo volar, soñar, enfadarse, arrepentirse, ayudar, comer, enamorarse, superar un obstáculo, admitir una emoción... Y ha supuesto una experiencia divertida y entrañable que les ha emocionado mucho.