En mi aula hay niñas y niños de cuatro años que tienen mucho que decir. Hace unas semanas disfruté de una exposición de Banksy y como habíamos trabajado anteriormente a este genio callejero, decidí contarles un poco acerca de mi experiencia.
Hablamos acerca del uso que podemos hacer del arte. De que a veces no es tan importante el resultado ni la técnica elegida sino el modo en el que podemos utilizar esta herramienta para expresar una idea que otras personas puedan contemplar. Les comenté (adaptando mi lenguaje) que el arte puede ser un instrumento increíblemente bonito de denuncia social, de transformación, de crítica y a continuación les puse algunos ejemplos que ellas/os mismas/os observaron sin prisa. Al interpretar algunas obras de Banksy, abrieron mucho los ojos y opinaron libremente sobre ello.
¿Qué significa indignarse por algo? quisieron saber. Les expliqué que desde mi punto de vista, la indignación implica enfado o disgusto sobre algo y en cierto modo puede suponer además un compromiso con dicha situación.
Y a partir de ahí les invité a debatir sobre qué cosas podían indignarles, qué podíamos cambiar a través de sus creaciones, qué material querían utilizar, qué y cómo querían decir a los demás.
Dejé que dispusieran del material e intenté mantenerme al margen de sus inventos, me limité a quedarme cerca, animarles y escuchar lo que querían decirme.
Hay quienes han decidido "denunciar" el maltrato hacia las mujeres, el modo en el que se puede romper un corazón cuando otra persona te golpea o te grita lo que debes hacer. Hay quienes han hablado a través del arte sobre la vida vacía y dolorosa que padecen los animales de los circos, hay quien ha pintado un niño "sin voz" maltratado pòr un adulto.
Sus obras me han emocionado y creo que soy una afortunada cada vez que entro en el aula y descubro el corazón creativo y apasionante que guardan ahí dentro.
Aquí os dejo algo de lo que trabajamos: